¿Has escuchado el término resiliencia? Dicho de forma resumida, se trata de la capacidad de una persona para adaptarse a situaciones adversas.
En el día a día de cualquier empresa es común que surjan crisis o imprevistos que requieren resolverse de forma eficiente y es ahí cuando entra en juego este concepto, con el que además de solucionar el problema se aprende de él.

Las crisis en las empresas siempre se convierten en oportunidades de mejora para el futuro
¿Cómo es una empresa resiliente?
La principal característica de una empresa resiliente está en la forma que actúa ante una crisis. Es importante saber si tiene la capacidad de disolver estructuras con el fin de solucionar el conflicto, así como de reaccionar con calma ante la adversidad y manejar de forma eficiente las consecuencias que conlleva.
Esto quiere decir que una empresa resiliente actúa a tiempo. Sus colaboradores no entran en pánico ni se paralizan ante algún imprevisto, porque conocen las herramientas de las que disponen y las utilizan para crear la mejor y más rápida solución.

Los colaboradores de una empresa resiliente saben controlar mejor el estrés ante situaciones críticas
Otra característica que tienen estas empresas es que ponen al centro al colaborador. Saben que su personal es el motor principal para que todo funcione, así que trabajan constantemente para mantener un buen ambiente laboral y se interesan por desarrollar la fidelidad de sus trabajadores hacia la empresa.
¿Qué características tiene una persona resiliente?
La resiliencia puede darse de dos maneras. En una los miembros de la empresa
ya la poseen como parte innata de su personalidad, y en la otra la desarrollan mediante la práctica y la experiencia.
Para que una persona, colaborador o empresa desarrolle esta aptitud necesita concentrarse, principalmente, en 4 aspectos:
- Capacidad de improvisación. Implica tener una actitud flexible, así como una agudeza mental para actuar con rapidez ante situaciones inesperadas.
- Resistencia a la presión. Es necesario tener un buen manejo de la presión, aceptarla como algo cotidiano y evitar que se convierta en un factor que impida el buen desempeño o la toma de decisiones.
- Actitud resolutiva. Es vital que exista una buena disposición para resolver cualquier situación, que se mantenga la calma y que nunca se olvide que todo problema tiene una solución.
- Previsión. La resiliencia no se trata sólo de actuar una vez que la crisis ocurre, sino que también implica tener una visión de las situaciones de riesgo que podrían presentarse y estar preparado para esos posibles escenarios.
Sin lugar a dudas la resiliencia es una aptitud positiva por la que toda empresa debería apostar. Fomentar esta capacidad en tus empleados le traerá grandes beneficios a tu empresa, te permitirá encontrar mejores soluciones ante cualquier crisis y los colaboradores estarán mejor preparados para resolver conflictos propios de su área, ofreciéndote ideas creativas y desenvolviéndose mejor en su trabajo.

Una empresa resiliente tiene el éxito asegurado